A través de visitas domiciliarias la Unidad Kinesiología y Terapia Ocupacional del Hospital Santa Isabel realiza atenciones a un promedio diario de quince usuarios con dificultad de movilidad, facilitando así el acceso a sus tratamientos y mejorando su calidad de vida.

Se trata de un trabajo que en medio de la emergencia sanitaria por COVID-19 enfrentó desafíos, debido a la problemática que significaba entrar a los domicilios. Junto a ello, estaba la dificultad de pacientes que muchas a veces no podían asistir a sus terapias al hospital, por no contar con algún familiar o cercano que les pudiera ayudar en los traslados. También el temor a exponerse a algún contagio intrahospitalario de coronavirus.

Pasado el momento más álgido de la pandemia, la producción de estas atenciones domiciliarias aumentó considerablemente, debido a la reducción de las restricciones que hoy existe para visitar a los usuarios en sus hogares. Esto ha permitido que los tres kinesiólogos y la terapeuta ocupacional que realizan funciones en terapias a domicilio vuelvan a trabajar con mayor frecuencia con el entorno y rutina de los pacientes, adecuando de esta manera las terapias a su diario vivir. 

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LA IMPORTANCIA DE ESTAR AHÍ

El encargado del equipo, Ricardo Aranda, explicó que en total los profesionales que trabajan en el área de rehabilitación realizan un centenar de atenciones diarias, cifra que incluye la quincena de prestaciones al día que se hacen a domicilio a personas con dificultad de movilidad.

Entre las prestaciones más frecuentes, Aranda detalló que figuran terapias de recuperación asociadas a cuadros respiratorios agudos y accidentes cerebro vasculares, además de algunos pacientes con parálisis cerebral. Un contexto donde la educación al contexto familiar de los usuarios es clave: «el estar en una etapa de la pandemia con menos restricciones nos permite acercarnos mejor al entorno del paciente, conocer sus necesidades de desplazamiento y rutina diaria, que muchas veces puede estar realizando de manera incorrecta, siendo esto último fundamental». 

Coincidió con ese análisis el kinesiólogo del equipo, Hugo Carril, quien valoró esta labor detallando que “en terreno se realiza un trabajo biopsicosocial que nos permite conocer mucho más la vida del paciente, pudiendo adaptar el trabajo kinesiológico a sus necesidades. Esto nos ayuda a mejorar su calidad de vida y dar continuidad a sus pasatiempos, lo que es un elemento fundamental en el caso de los adultos mayores, porque son las actividades que los mantiene mucho más activos”.

Durante una de las visitas, Nolberto Henríquez, usuario del sector Los Filtros de la comuna de Lebu, quien sufre complicaciones asociadas a una osteosíntesis, intervención para alinear y mantener en posición fragmentos de un hueso fracturado por medio de un soporte metálico, valoró recibir las prestaciones en su propio hogar comentando que «ha sido fundamental sobre todo porque vienen a mi casa, y así evito tener que ir hasta el hospital porque me cuesta bastante trasladarme, entonces gracias a ello recibo toda la ayuda que necesito y sin tener que sacrificarme”.